me | te | lo | se | le | os. |
A:
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Anita, ¿puedes dar
un poco de agua? Estoy muerto de sed. Gracias.
he oído hablar de esas tierras, en Oregón, ¿verdad? Es un gran territorio Oregón.
pasé allí un par de años. Mucha lluvia. Muchas leyes. No
gustaría. |
B: |
¿Por qué dice a mí? |
A: |
Cuddy contó vuestros planes. Es una buena idea, pero nunca he oído que una mujer soltera tenga derecho a tierras, en Oregón. ¿Sabes? |
C: |
Esta escritura parece estar en orden señora. No tiene por qué preocupar
. Su esposo ha cumplido todos los requisitos. |
A: |
¿Y si mi esposo hubiera fallecido? |
C: |
Señora, no sé como decír pero... |
B: |
Decir ¿qué? |
C: |
En ese caso su escritura no tiene ningún valor. Véa usted misma. El segundo párrafo. lamento pero así es la ley, espero que comprenda. |
B: |
Sí, comprendo muy bien. Yo no valía nada hasta que casé y ahora tampoco valgo nada como viuda, sólo como prostituta tenía valor. ¿ he escandalizado? |
C: |
No señora, yo... |
B: |
¿Qué espera usted? ¿Qué llore como si fuera una niña? Pues no voy a hacer. Si sus leyes no pueden proteger, tampoco pueden condenar. |
C: |
Espere señora, debe un dólar y medio por mis servivios. |
B: |
Quéde con el cambio, gordo asqueroso. |